MARVEL Y LA GUERRA
DE
CUARTA GENERACIÓN
El
autor de esta nota basó el 80% de su formación intelectual en la temprana
lectura de cómics, admirando - e identificándose con - superhéroes como Bat Man
o los X Men, por lo que desestima de antemano cualquier prejuicio que lo
imagine como un bibliófilo amargado e incapaz de disfrutar de la industria del
entretenimiento, en la convicción de que una sana actitud pochoclera no debiera
anular el pensamiento crítico respecto a cualquier producto cultural
(especialmente los de consumo masivo)
En el Siglo XXI la
cultura es la madre de las batallas
Hace ya más de una década, diversos
autores civiles y militares han desarrollado y afinado un concepto denominado
Guerra de Cuarta Generación o 4GW (por “fourth
generation war”).
Las dos características principales de
esta guerra son 1) la búsqueda del colapso del enemigo en su retaguardia civil,
no en el frente, ya que de esta forma se consigue hacer irrelevante su
potencia militar, y 2) el uso de las libertades de las sociedades democráticas
como un arma para destruirlas.
Por el carácter que toma la relación
entre Estados Unidos y su “patio trasero”, es importante situar la ofensiva de
la administración Obama y su Secretaria de Estado H. Clinton en un contexto que
se parece demasiado a una Guerra de Cuarta Generación como para ser casual.
Se consideran las guerras de cuarta
generación, como guerras del futuro, donde:
- Desaparece
el concepto habitual de campo de batalla y se hace extensivo a toda la
sociedad.
- Los
mensajes emitidos por lo medios de comunicación serán un factor
determinante para influir en la opinión pública, tanto en el ámbito
doméstico como en el internacional, por lo que la propaganda llegará a
constituir el arma estratégica y operacional dominante en este tipo de
guerras.
- Las
acciones tácticas tienen como objetivo la cultura del enemigo.
- Se
predispone a las poblaciones en contra de sus gobiernos.
- Eventualmente,
ello permite a un pequeño número de combatientes atacar y causar gran daño
a elementos importantes de naturaleza civil, en la "retaguardia"
enemiga.
- En un escenario de guerras de cuarta generación se aplican las tecnologías más avanzadas de la información.
Por ejemplo, en los últimos días de
presencia de Bush en la Casa Blanca y el inicio de la administración de Barak
Obama, asistimos a una muestra de esta guerra con una intoxicación mediática en
la que el jefe del Pentágono, Robert Gates, y los titulares de la Seguridad
Interna, la CIA, el FBI y la DEA, instalaron en los titulares de los medios de
comunicación y la opinión pública la noción de México como Estado fallido,
preparando así las condiciones que hagan “necesaria” y “deseable” la
intervención estadounidense sobre México por razones de seguridad regional.
En nuestro país, los principales
responsables de defender la soberanía y la democracia se preparan jubilosos a
aceptar la cooperación militar y las acciones conjuntas de los ejércitos y
policías de ambos países contra los cárteles de la droga (y eventualmente
contra cualquier movimiento de reivindicación social que pueda asociarse al
narco-terrorismo).
A la sombra de la parafernalia militar
del Pentágono vienen los asesores, los agentes encubiertos y los contratistas
privados de seguridad, que aportarán una vasta experiencia cosechada en las
últimas campañas militares llevadas a cabo en Medio Oriente.
En este contexto se inscribe la gestión
de la Secretaria de Seguridad Nacional (DHS) estadounidense, Janet Napolitano.
Napolitano entiende que algunos países de la región (principalmente Bolivia y
Venezuela) representan "una amenaza existencial" para Estados Unidos,
que está elaborando un "plan de contingencia" para responder "al
peor de los escenarios".
En conclusión, mientras Hillary Clinton
presenta la cara amable y diplomática del buen vecino, Janet Napolitano encarna
el componente agresivo e interventor de una sola estrategia militar: la guerra
de cuarta generación.
El país que consume el 55% de las drogas que se producen en todo el
mundo y reconoce cifras oficiales de más de 25 millones de adictos, libra en
América Latina una guerra contra el narcotráfico para pretextar su intervención.
De los X Men a
Deadpool: La hora del mercenario cool
Para seguir resucitando como el Ave Fénix, el
capitalismo global nos ofrece la alternancia entre su rostro más humano
(neodesarrollismo demócrata) y el más severo (neoliberalismo republicano)
Respetando el estatuto del coloniaje, el mundo periférico reproduce ese esquema
creando falsas opciones de carácter binario. Así, en Argentina la política se
ha reducido a escoger entre kirchnerismo o macrismo, lo que equivale a decidir
cuán ajustada deseamos llevar la soga de la horca. En el campo general de la
cultura de masas, y más particularmente en el de la industria del
entretenimiento, una expresión derivada del engañoso antagonismo descripto es
la que propone desde la factoría Marvel la divergencia entre unos X Men
marginados pero respetuosos de las leyes, frente al flamante y exitoso
antihéroe Deadpool (Pozo de la Muerte, en referencia a que su destino quedará
marcado por una apuesta fallida), que encarna como pocos personajes de ficción
la necesidad de inventar atajos para hacer justicia por mano propia y a
cualquier costo.
Si prestamos atención a la génesis de dicho
personaje, advertiremos que su condición previa a la de súper héroe equivale a
la de un Soldier of Fortune (https://www.sofmag.com/)
Estos cazadores internacionales de recompensas hostigaron al primer gobierno
sandinista recalentando las fronteras de Nicaragua, pelearon al servicio de la
corona británica en la guerra colonial de nuestro Atlántico Sur, atentan contra
el proceso de paz en Colombia, ejecutan militares bolivarianos en Venezuela, y
líderes campesinos e indígenas en Honduras (http://www.merca20.com/mercenarios-ganandose-la-vida-como-soldados-de-fortuna/)
Sin ir más lejos, una fuente que prefiere mantenerse en reserva reveló que uno
de los militares detenidos por el asesinato de Berta Cáceres - dirigente
del COPINH hondureño - confesó haber participado en el crimen recibiendo
cerca de 22 mil dólares por planificar la muerte de la líder indígena. El sospechoso, cuya
identidad no fue revelada, confesó que cada uno de los sicarios recibió 2.200
dólares para acabar con la vida de la ambientalista. Uno de los acusados por el Ministerio Público por el
homicidio de Cáceres es Sergio Rodríguez, ejecutivo de la empresa Agua Zarca,
que promueve un proyecto hidroeléctrico en el occidente de Honduras, al que se
oponía la líder social. El esfuerzo de
Cáceres contra la construcción de una represa hidroeléctrica que amenazaba con
desplazar a cientos de indígenas de Honduras y la organización de grupos contra
la extracción de recursos naturales, la convirtió en una amenaza para los
intereses de las transnacionales y sectores capitalistas. Berta Cáceres fue asesinada el pasado 3 de marzo por
sujetos desconocidos en el interior de su vivienda, ubicada en el sector La
Esperanza, al sur-occidente del país.
Volviendo al carismático personaje que nos
ocupa, si se repara en la escena en que brinda consejos sotto voce al taxista hindú - para que no escuchen sus amigos X
Men, freaks como él pero respetuosos
de un elemental código de convivencia social - se comprobará fehacientemente que le
recomienda resolver sus conflictos “por izquierda” y apelando a la violencia…
lo cual se nos muestra mediante una escena sumamente graciosa, que el público
más joven celebra con entusiasmo. Porque no hay manipulación más eficaz que la
que se produce mediante el entretenimiento, circunstancia en la que - por lo
general - el destinatario del mensaje relaja sus defensas.
Consecuente con tales valores, hasta dar con
su némesis, el periplo de este héroe que tanto ha calado en la platea juvenil
se convertirá en una estremecedora colección de “daños colaterales”.
En otro pasaje del film, el protagonista
avisa a la dueña de la pensión que habita (una mujer de color, no vidente y de
avanzada edad) que bajo el piso del alojamiento le deja “130 kilos de cocaína
suficientes para curar la ceguera”. Despojados de todo moralismo, debemos
señalar que ante escenas por el estilo los fans estallan en carcajadas,
celebrando cada exabrupto “políticamente incorrecto” del personaje.
Mientras tanto, al sur del Río Bravo, más
precisamente en la rave de Time Warp (Costa
Salguero, C.A.B.A.), una generación de posguerra cuya mayoría de edad le
permite ejercer el derecho soberano a votar por una ceocracia capaz de
garantizar el “cambio”, presa de aquel materialismo nihilista que tan bien
describió Pasolini (1), también
ejerce su libertad de practicar un goce autodestructivo basado en el consumo de
costosas drogas sintéticas suministradas desde las usinas de un capitalismo
paralelo (2) al que la legalidad le resulta insuficiente para seguirse
reproduciendo: La biopolítica ha ingresado al Patio de los Objetos (3) para
adueñarse de nuestros cuerpos, desde el control de la natalidad necesaria para
dominarnos, hasta el lifting mediante
el que se nos ofrece abrevar en el espejismo de la Fuente de Juvencia.
El
nuevo domicilio del enemigo
Ha corrido mucha agua bajo los puentes desde
que los comunicólogos Ariel Dorffman
y Armand Mattelart publicaron su
ensayo “Para leer al Pato Donald”, libro clave de la literatura política de los años
setenta. El mundo que nos toca ya no es tan binario ni tan obvio como el
que concibió aquel magistral estudio sobre el contrabando ideológico en los
productos Disney. A falta de la otra… la Revolución Tecnológica ha multiplicado
exponencialmente las plataformas que alimentan la industria del entretenimiento
y convertido al planeta en una vecindad interconectada. Sin embargo un detalle
permanece fiel a sí mismo: Con honrosas excepciones, la producción de
contenidos dirigida a los jóvenes sigue en manos de los adultos, y sus mentes
más brillantes responden a grandes corporaciones multinacionales en procura de
defender intereses menos inocentes que la mera diversión. Corren tiempos pues
para vivir alerta, a fin de contrarrestar acechanzas menos burdas que un
desembarco de marines. Si continuamos aguardando el abordaje frontal del
enemigo, este seguramente nos sorprenderá por la espalda: Violentando nuestra
soberanía alimentaria, o bien convirtiendo la habitación de nuestros hijos en
un área de exclusión, donde a menudo las nuevas tecnologías gravitan más que
los padres.-
JORGE
FALCONE
(1) http://www.elmundo.es/cultura/2014/04/14/534c36ce22601d38678b4585.html
(2) “Cada vez queda más claro que el
capitalismo de nuestros tiempos funciona en un doble carril. Por un lado,
tenemos la sociedad formal, y por el otro crece una sociedad paralela. Mientras
que la economía ‘legal’ entraba en crisis, la del lado oscuro se multiplicaba,
acomodándose en algunos rubros de la ‘legal’ pero con modos más rentables”.
María Esther Ceceña (Miradas al Sur, febrero 2015)
(3) Figura con la que el filósofo
americanista Gunther Rodolfo Kusch se refería a la quintaesencia de la sociedad
de consumo.
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