EL HOMBRE QUE FUE UN PROGRAMA
Pasolini dirigiendo
“Saló. Los 120 días de Sodoma” (1975), su film póstumo
“… con la vida que hago, pago un
precio.
Es como alguien que baja al
infierno.
Pero cuando vuelvo
- si vuelvo –
He visto otras cosas, más cosas”
Pier Paolo
Pasolini a Furio Colombo,
horas antes de ser masacrado en la Playa de Ostia.
“Recuerdo muy bien que el mero hecho
de haber nacido en Triburtino 3° era un estigma que llevabas contigo para toda
la vida. (…) Pasolini no tuvo miedo a venir con nosotros: nos hizo hablar en
sus libros y en sus films (…) ayudó al proletariado a romper su aislamiento, a
romper parcialmente sus cadenas, a tener conciencia de su condición”.
Massimo Avvisati,
“Con la Lambretta y el
impermeable blanco”.
De
un tiempo a esta parte en diversas latitudes de occidente viene revisándose el
provocador legado del boloñés Pier Paolo Pasolini. Oportunamente, y en
referencia a otro polígrafo - el alemán Alexander Kluge -, Susan Sontag
expresó: “Junto con Pasolini, representa
lo más vigoroso y original de la idea europea del artista como intelectual, el
intelectual como artista, que floreció en la segunda mitad del siglo XX”. El notable realizador Abel Ferrara, que
actualmente encara una ficción alusiva interpretada por Willem Dafoe, acaba de
declarar en Cannes “A Pasolini le
llevaron a los tribunales,
intentaron destrozarlo en todos los sentidos. ¿Y qué? (...) es un genio, un
poeta, un artista (...). Tienes que ser tú mismo”. En nuestro país, durante el mes
de octubre del año 2012 en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires se realizaron las Jornadas Pier Paolo Pasolini. Durante su transcurso
circuló el interrogante “¿Porqué Pier
Paolo Pasolini hoy y aquí?, ¿Porqué, incluso, una vez más Pasolini?, y ¿Porqué,
en tal caso, su retorno en este presente argentino y latinoamericano?” . Y una
de las respuestas que se ofreció en aquella oportunidad fue la de revisar el
rol del intelectual de nuestros días a la luz de sus intervenciones. Tales
disquisiciones sirven de alivio al autor de estas líneas ante quienes por mera
desinformación puedan pensar que hay temas más urgentes para llevar a la
pantalla, y pasen por alto que lo que nos anima es valernos del autor de “Teorema”
para confrontar con la entronización de una razón conformista.
Embarcados
en la tan exigente como estimulante labor de rescatar cinematográficamente el
legado de uno de los más grandes pensadores contemporáneos, venimos cosechando
tanto expresiones de admiración como rictus de espanto ante semejante osadía
(suponemos que la de meternos a escarbar en la memoria de un maldito cuyos
talentos aún yacen sepultados bajo una montaña de agravios y difamaciones)
Entendemos
que la sola mención de Pasolini todavía incomoda a quienes guardan un vago
recuerdo de sus provocaciones, mientras otros muchos apenas lo evocan como un
realizador poco avezado y crudo, y muchos menos aún han leído su poesía, considerada
entre la de más alta calidad que produjo Italia en la segunda mitad del Siglo
XX.
En
consecuencia, estamos convencidos de que casi nadie conoce en profundidad el
profético y subversivo pensamiento de este intelectual y artista, cuerpo
teórico de enorme vigencia, que cada vez ilumina más el sentido aún no develado
de su feroz asesinato, perpetrado en la madrugada del 2 de noviembre de 1975 en
uno de los sórdidos suburbios que frecuentaba.
Limitamos
pues aquí nuestra voz reuniendo a continuación algunas de sus principales
ideas-fuerza en materia político-filosófica, para que sea él quien explique las causas del desvelo que signó su
vida y obra:
El Mundo Antiguo (contra el desarrollo sin progreso
real)
“Cuando el
mundo clásico se haya agotado, cuando hayan muerto los campesinos y todos los
artesanos, cuando la industria haya hecho que el ciclo de la producción sea
imparable, entonces nuestra historia habrá acabado.
“Nos
encontramos en los orígenes de la que será probablemente la época más oscura de
la historia del hombre: la época de la alienación industrial. (…) El mundo se
dirige por una senda horrible: el neocapitalismo iluminado y socialdemócrata,
en realidad más duro y feroz que nunca”.
“(…) cada vez
me siento más escandalizado por la ausencia de sentido de lo sagrado en mis
contemporáneos”
“Confieso que
la palabra barbarie es la palabra que más me gusta en el mundo”.
“Ahora me
parece imposible, mientras estoy inmerso en el enceguecedor fulgor de un
teatro, que en el mundo haya alguien que cuida las vacas, que cose, en la
noche, junto al hogar, que injerta las plantas… Y sin embargo esta última es la
verdadera vida del hombre”.
El cambio antropológico (la victoria de la sociedad
de consumo)
“(…) los productores obligan a los
consumidores a comer mierda. La sopa Knorr, las galletas Saiwa, son mierda. Hoy
te dan cosas sofisticadas y muy malas: las porquerías, los quesitos para niños,
cosas horrendas que son mierda”.
“Al salir ‘fuera de Palacio’ se vuelve
a caer en otro ‘dentro’: en el interior de la cárcel del consumismo. Y los
personajes principales de esta cárcel son los jóvenes”.
“Como la burguesía está triunfando,
está transformando en burgueses por un lado a los obreros y por otro a los
campesinos de las antiguas colonias. En suma, a través del neocapitalismo la
burguesía se está convirtiendo en la condición humana. (…) Por ello provoco a
los jóvenes; estos son presumiblemente la última generación que ve obreros y
campesinos. La próxima generación sólo verá la entropía burguesa a su
alrededor”.
El izquierdismo (contra las visiones infantiles de la Revolución)
Fragmento del texto que Pasolini dedicara a los
jóvenes protagonistas de la revuelta del 68 en el N° 10 de la revista Nuovi
Argomenti:
“Ahora los periodistas de todo el mundo (incluidos
los de la televisión)
les lamen (como creo que aún se diga en el lenguaje
de las universidades) el culo. Yo no, amigos.
Tienen caras de hijos de papá.
Buena raza no miente.
Tienen el mismo ojo ruin.
Son miedosos, ambiguos, desesperados
(¡muy bien!) pero también saben como ser
prepotentes, chantajistas y seguros:
prerrogativas pequeño-burguesas, amigos.
Cuando ayer en Valle Giulia pelearon
con los policías,
¡yo simpatizaba con los policías!
Porque los policías son hijos de pobres.
Vienen de las periferias, campesinas o urbanas.
En cuanto a mí, conozco muy bien
su vida desde niños a muchachos,
las inestimables mil liras, el padre un muchacho también,
a causa de la miseria, que no da autoridad.
La madre encallecida como un changador, o tierna,
a causa de alguna enfermedad, como un canarito;
y tantos hermanos; la casucha
entre los huertos con la salvia roja (en terrenos
de otros, loteados); los bajos fondos
sobre las cloacas; o los departamentos en los grandes
conglomerados populares, etc.
Y además, miren cómo los visten: como a payasos,
con esa tela rústica que apesta a rancho,
galpones y pueblo. Lo peor de todo es, por supuesto,
el estado psicológico al que los reducen
(por unas cuarenta liras al mes):
sin sonreír ya nunca más,
sin más amistad con el mundo,
separados, excluidos (en una exclusión incomparable);
humillados por su pérdida de calidad de hombres
por la de policías (ser odiados lleva a odiar).
Tienen veinte años, la edad de ustedes, queridos y queridas.
Estamos obviamente de acuerdo contra la institución policial.
¡Pero agárrenselas contra el Poder Judicial, y verán!
Los muchachos policías
que ustedes por sacro vandalismo (de selecta tradición
resurgimental)
de hijos de papá, han apaleado,
pertenecen a la otra clase social.
En Valle Giulia, ayer, hemos tenido un fragmento
de lucha de clase: y ustedes, amigos (aunque de la parte
de la razón) eran los ricos,
mientras que los policías (que estaban de la parte
equivocada) eran los pobres. ¡Linda victoria, entonces,
la de ustedes!”
los de la televisión)
les lamen (como creo que aún se diga en el lenguaje
de las universidades) el culo. Yo no, amigos.
Tienen caras de hijos de papá.
Buena raza no miente.
Tienen el mismo ojo ruin.
Son miedosos, ambiguos, desesperados
(¡muy bien!) pero también saben como ser
prepotentes, chantajistas y seguros:
prerrogativas pequeño-burguesas, amigos.
Cuando ayer en Valle Giulia pelearon
con los policías,
¡yo simpatizaba con los policías!
Porque los policías son hijos de pobres.
Vienen de las periferias, campesinas o urbanas.
En cuanto a mí, conozco muy bien
su vida desde niños a muchachos,
las inestimables mil liras, el padre un muchacho también,
a causa de la miseria, que no da autoridad.
La madre encallecida como un changador, o tierna,
a causa de alguna enfermedad, como un canarito;
y tantos hermanos; la casucha
entre los huertos con la salvia roja (en terrenos
de otros, loteados); los bajos fondos
sobre las cloacas; o los departamentos en los grandes
conglomerados populares, etc.
Y además, miren cómo los visten: como a payasos,
con esa tela rústica que apesta a rancho,
galpones y pueblo. Lo peor de todo es, por supuesto,
el estado psicológico al que los reducen
(por unas cuarenta liras al mes):
sin sonreír ya nunca más,
sin más amistad con el mundo,
separados, excluidos (en una exclusión incomparable);
humillados por su pérdida de calidad de hombres
por la de policías (ser odiados lleva a odiar).
Tienen veinte años, la edad de ustedes, queridos y queridas.
Estamos obviamente de acuerdo contra la institución policial.
¡Pero agárrenselas contra el Poder Judicial, y verán!
Los muchachos policías
que ustedes por sacro vandalismo (de selecta tradición
resurgimental)
de hijos de papá, han apaleado,
pertenecen a la otra clase social.
En Valle Giulia, ayer, hemos tenido un fragmento
de lucha de clase: y ustedes, amigos (aunque de la parte
de la razón) eran los ricos,
mientras que los policías (que estaban de la parte
equivocada) eran los pobres. ¡Linda victoria, entonces,
la de ustedes!”
"Uno
de los lugares comunes más típicos de los intelectuales de izquierda es la
voluntad de secularizar y (nos inventamos la palabra) desentimentalizar la vida
(...) Por eso, los ataques a la sacralidad y a los sentimientos que ocupan a
los intelectuales progresistas, que siguen ligados al antiguo pensamiento
ilustrado como si hubiese pasado mecánicamente a las ciencias humanas, son
inútiles o bien resultan útiles al poder".
La homologación (avizorando la globalización)
“El lenguaje político, al igual que el
literario, siempre se había caracterizado por la ósmosis con el latín - un
anacronismo típicamente renacentista -, en cambio ahora domina la ósmosis con
el lenguaje tecnológico de la civilización industrializada. La característica
fundamental de esta sustitución es que mientras la ósmosis con el latín tendía
a diferenciar el lenguaje político de los demás lenguajes, la tecnología tiende
a lo contrario: a homologar el lenguaje político con los demás lenguajes. Se
podría decir, en definitiva, que los centros creadores, elaboradores y
unificadores del lenguaje ya no son las universidades, sino las empresas”
“Ningún centralismo ha logrado lo que
el centralismo de la civilización de consumo. El fascismo proponía un modelo,
reaccionario y monumental, que luego se quedaba en letra muerta. Las culturas
particulares (campesinas, subproletarias, obreras) seguían obedeciendo,
imperturbables, a sus modelos antiguos. La represión se limitaba a obtener su
adhesión de palabra. Hoy, por el contrario, la adhesión a los modelos
propuestos por el Centro es total e incondicional. Se reniega de los modelos
culturales reales. La abjuración es un hecho. Se puede decir, por tanto que la
‘tolerancia’ de la ideología hedonista implantada por el nuevo poder es la peor
de las represiones de la historia humana.”
Los medios (advirtiendo la demolición del pensamiento
crítico)
"El fascismo fue incapaz de arañar
siquiera el alma del pueblo italiano; el nuevo fascismo, a través de los nuevos
medios de comunicación, sobre todo la televisión, no sólo la ha arañado, sino
que la ha lacerado, la ha violado, la ha afeado para siempre...".
La última esperanza puesta en el Tercer Mundo (*)
“Sé los nombres del grupo de poderosos
que, con la ayuda de la CIA
(y en segundo lugar de los coroneles griegos y la mafia), urdieron primero
(aunque fracasaron miserablemente) una cruzada anticomunista para atajar el
1968 […]. Sé los nombres de quienes, entre misa y misa, dieron instrucciones y
aseguraron la protección política a viejos generales (para mantener en pie, por
si acaso, la organización de un posible golpe de Estado), a jóvenes
neofascistas, o más bien neonazis (para crear en concreto la tensión
anticomunista) y por último a criminales comunes […]”
“Echo de menos este ilimitado mundo
campesino prenacional y preindustrial - y se podría decir que pre lingüístico
-, que ha sobrevivido hasta hace apenas unos años. Y no es casual que me quede
todo el tiempo posible en los países del Tercer Mundo, donde aún sobrevive ese
mundo, aunque el Tercer Mundo esté también entrando en la órbita del
Desarrollo”.
Desde
el ínfimo sitial que nos reserve la cultura, no perdonamos la infinita soledad
de este gigante, que cargó su diversidad como un estigma y sólo tuvo por amigo
a los canes.-
allá vamos Pier Paolo!
JORGE
FALCONE
A Roberto Niño Betancourt,
Tommaso Trombetta,
Oscar Toribio Sosa,
Diego Alvaro,
Pier Aldo Vignazia,
Federico Molnar,
María Gabriela Sartori,
Nacho Bruno,
y Andrea Ramundo,
cómplices en la ímproba tarea de
desagraviar la memoria de un hombre justo.
(*) Apelativo que - desde el Pacto de Yalta hasta el
derrumbamiento del Muro de Berlín - se aplicó al conglomerado de naciones de
Asia, África, y América Latina no alineadas políticamente con los intereses de
las dos potencias que allí se repartieron ambos hemisferios del planeta (EEUU y
URRSS)
Para seguir el desarrollo de nuestro proyecto documental: