EN EL MES MÁS CRUDO
DE LA SIEMBRA
SIN MÁS ALTERNATIVA
QUE LA LUCHA (*)
“Lo que al perdedor le obsesiona es la comparación con los demás,
que le
resulta desfavorable en todo momento.
Como el
deseo de reconocimiento no conoce, en principio, límites,
el
umbral del dolor desciende inevitablemente
y las
imposiciones del mundo se hacen cada vez más insoportables.
La
irritabilidad del perdedor aumenta con cada mejora que observa en los otros”.
Hans Magnus Enzersberger,
El Perdedor Radical.
“Pinta
tu aldea y pintarás el mundo”
El nuestro no es un
bolsón del Cuarto Mundo olvidado de la mano de Dios. Se trata de un barrio semi
rural poblado mayormente por trabajadores cuentapropistas, que actualmente
recibe la afluencia de un cierto caudal de profesionales pudientes en
condiciones de adquirir terrenos para mechar el paisaje de casitas bajas
rodeadas de ligustrina con sólidos bunkers de hormigón guarecidos del afuera
mediante una copiosa batería de cámaras de seguridad.
La débil presencia
del Estado se expresa mediante una Delegación Municipal que representa acaso la
última frontera del perverso mecanismo de cooptación punteril consagrado por la
democracia formal y electoralista que transitamos. Su otra expresión es la policial,
constituida fundamentalmente por vecinos empobrecidos que en pos de la tabla de
salvación de un ingreso mensual, se incorporan a las academias policiales para
afrontar luego el desafío de vigilar o perseguir a sus parientes o amig@s de
infancia, que optaron por estrategias de supervivencia ajenas al más elemental
respeto por la ley. Huelga abundar sobre el status
de connivencia y permisividad con el delito que tal circuito fomenta.
Salvo alguna
encomiable iniciativa desinteresada en favor del vecindario (compras
comunitarias, programa de alfabetización cubano “Yo sí puedo”, o ciclo de cine
infantil) la presencia de la política está dada por la proliferación de emergentes
naturales que - como ocurre desde hace tiempo en todo el país - en períodos
electorales se ocupan de los vecinos a cambio de 5000$ (de los cuales 2000
reembolsa el partido) acercándolos a votar a cambio de una cajita de artículos
de primera necesidad (azúcar, harina, aceite) distribuida durante los meses de
campaña. Al cabo retornan las privaciones y penurias del día a día.
Entre dichas
instituciones y la comunidad, hay burócratas de poca monta taponando la
participación en el club local. Se trata pues de un conglomerado social librado
a su suerte, que - apelando a una metáfora ornitológica - se divide entre horneros sobrevivientes de la noble
cultura de la familia y el trabajo capaces de alzar su morada con las propias
manos, y caranchos descastados que prácticamente
nunca vieron a sus mayores producir lo que consumían, contingente degradado al
punto de la incapacidad para ejercer siquiera el discernimiento que establecía
aquella norma delictual vulgarmente contenida en la frase “donde se come no se
caga”. Verbigracia: Predadores exilados de toda noción de projimidad.
Así se vive en mi
lugar, que - como ya he manifestado - aún no es el Barrio Ludueña de Rosario,
ni mucho menos un “área de sacrificio”. En todo caso, apenas integra la base -
ni siquiera el último escalón - de una pirámide social desde cuyo vértice emana
un discurso que pretende estar transitando el período más auspicioso del mejor
de los sistemas posibles. Esa democracia que en nuestra latitud se inauguró
sosteniendo que con ella se come, se educa, y se cura.
En materia delictiva,
hasta hace poco sólo padecíamos el esporádico asedio de modestos descuidistas, pero
el consumo exponencial de precarios sicofármacos - generalmente proveídos por
humildes vecin@s sin otro recurso de supervivencia que el ilegal - viene enrareciendo las reglas de juego, al
punto de que recientemente padecimos un embate inéditamente virulento, más
propio de un thriller de la cadena
HBO que de una comunidad organizada.
Una familia integrada
por un matrimonio de odontólogos y dos criaturas de corta edad experimentó en
su domicilio la violenta incursión nocturna de una patota, que ingresó a la
vivienda al cabo de quebrar un ventanal blindado machacándolo insistentemente
con una plancha de metal. A continuación, el dueño de casa fue brutalmente
castigado a culatazos, y encerrado en una habitación junto a su esposa, ambos
separados de sus hijos pequeños, también castigados con rigor mientras duró el
saqueo. El botín fue una pistola de defensa personal y 11.000$. Como suele
ocurrir en estos casos, los medios - TN, Canal 2 y 9 - llegaron con más premura
que las fuerzas de seguridad. Merced a la polvareda que el hecho levantó… los
atracadores se mandaron a guardar y la zona permanece tranquila. Así es el
metabolismo social en numerosas barriadas del territorio nacional. Un policía
jubilado que acostumbra a obrar por cuenta propia sostiene haber entregado a
las autoridades la nómina que identificaría a los diez partícipes del atraco.
La promesa de las fuerzas de seguridad - que, para tener a potenciales
delincuentes bajo control, aseguran haber cargado en facebook el falso perfil de una jovencita fácil de 17 años a la que
la mayoría de los jóvenes marginales de la zona suben seductoras fotos suyas
ostentando las armas de grueso calibre que poseen - ha sido dar con ellos y
entregarlos a la Justicia en calidad de violadores, basándose en ciertos
síntomas descriptos por una de las pequeñas víctimas. A la fecha, ya están
adentro alrededor de cuatro.
A esta altura de
nuestra reseña consideramos prudente legitimar el interrogante acerca de qué
diferencia esta nota de las coberturas alarmistas encaradas por Mauro Zeta y
Paulo Kablan desde las pantallas de C5N, o de las diatribas de los partidarios
de la antipolítica… En relación a lo primero, nos arriesgamos a responder que
la diferencia reside en la mirada holística con que aquí se intentará interpretar
la dialéctica de causa-efecto respecto al cuadro descripto, y a las
conclusiones a las que se tratará de arribar. A propósito de lo segundo, insistiremos
en que constituye un error conceptual
endilgarle status político
exclusivamente a la actividad partidaria, como si el intento de visibilizar
temas escamoteados por la agenda militante o mediática y promover polémicas
responsables desde un pensamiento crítico no supusiese ejercer también un
compromiso con el buen vivir.
Salvado lo anterior, continuaremos
exponiendo las consecuencias que tuvo sobre nuestro vecindario el hecho antes
descripto, lo que acaso constituya el aspecto más inquietante de esta nota, en
tanto - a nuestro modesto entender - semeja un espejo capaz de adelantar
acontecimientos dignos del mayor desasosiego.
Previsiblemente, los
vecinos que tienen más para perder no tardaron en autoconvocarse movidos por el
afán de consensuar algún método de prevención de futuros delitos, hasta donde
puede saberse protagonizados por elementos marginales que conviven con
nosotros. La conclusión más sensata fue constituir una red intercomunicada y
abierta al diálogo, dispuesta a que aquellos semejantes que cayeron al vacío a
través de una desgarrada trama social sencillamente “nos quiten de su lista”.
Lo terrible en todo caso fue la circulación del rumor acerca de que en la periferia de lo razonable ya existen
propietarios impacientes ante la morosidad de la ley que estarían dispuestos a
impulsar un fondo común destinado a solventar sicarios capaces de “despejar” la
zona en pro de su tranquilidad y la seguridad de sus bienes.
Votar es la
oportunidad con que contamos los adultos para escribir una cartita a los Reyes
Magos cada cuatro años
“El
infierno está subiendo también entre ustedes (…), con la escuela, la
televisión, lo pacato de sus periódicos, ustedes son los grandes conservadores
de este orden horrendo basado en la idea de tener y en la idea de destruir. Dichosos ustedes que
se quedan tan felices cuando pueden poner sobre un crimen su buena etiqueta. A
mi esta me parece otra de las muchas operaciones de la cultura de masas. Como
no podemos impedir que pasen ciertas cosas, nos tranquilizamos encasillándolas”.
Pier
Paolo Pasolini,
extracto
de su última entrevista,
poco
antes de ser asesinado.
¿Será el panorama
descripto hasta aquí la exclusiva desgracia de nuestro vecindario o apenas una
muestra de cuanto podría replicarse en parajes aún más castigados?
Así transcurren los
días en la geografía que habitamos, mientras los medios apuntan el foco cenital del espectáculo electoral sobre
unos presidenciables que sólo exhiben matices discursivos levemente
diferenciados sobre la base de una probada vocación neoliberal.
Hace poco Sergio
Nicanoff - académico de la UBA - escribió en el portal Contrahegemonía “En todo caso, más que en el plano político,
simbólico, cultural quizás se puede hablar de fin de ciclo si se pone en
discusión que el proyecto neodesarrollista, sin modificar elementos
estructurales del capitalismo dependiente argentino, ha llegado a un tope”.
A propósito de dicha afirmación, es motivo de controversia con adherentes al
oficialismo el interrogante acerca de
qué ocurriría con una convivencia tan hecha añicos en la base de la estructura
social en caso de ajustes económicos capaces de generar futuras puebladas.
Muchos compañer@s están ilusamente convencidos de que las medidas de inclusión
impulsadas durante la “Década Ganada” dan cuenta de un escenario mucho más
auspicioso que el de 2001. Superestructuralmente hablando, eso es innegable.
Pero analizar la realidad exclusivamente “a través del ojo de esa cerradura”
pasa por alto la naturaleza de un proceso avanzado de acumulación por
desposesión favorecido por un pensamiento posibilista ajeno a toda utopía de
transformación profunda: Sobre el particular, la casi totalidad de l@s
candidat@s a las elecciones en curso no sabe/no contesta.
¿Será este sórdido
sustrato que fermenta en la base oculta del iceberg social el verdadero y
descarnado rostro de la derrota que, hasta nueva oportunidad histórica,
sufrieran las expectativas revolucionarias que germinaron en los 70s?
Los enumerados hasta aquí
no son los únicos interrogantes que actualmente nos desvelan. Podríamos
compartir otros ligeramente más frívolos. Por ejemplo, porqué últimamente a muchos el tiempo ocioso nos halla tan fidelizados a una serie que
llueve sobre mojado como The Walking
Dead, si desde pequeños sabemos que 1) no hay cura para los zombis, 2) se
alimentan de mortales, 3) contagian al primer mordisco, 4) son sumamente
lentos, y 5) mueren si estalla su cerebro. Pues hasta el momento nuestra
hipótesis más sensata estriba en que el contexto de la saga también alude a una
crisis civilizatoria, y a cómo se las ingenia el animal humano en situaciones
límites para diferenciarse de las bestias. Tal vez constituya entonces una
buena Escuela de Cuadros para seguir creyendo que detrás del horizonte aguarda
una tierra de promisión, y continuar intentando en consecuencia que nuestro mundo
no se vaya a la mierda.-
A mi amigo Walter
Folgerhaiter
JORGE FALCONE
(*) Estrofa del poema “Epitafio”, escrito por el
revolucionario sandinista Leonel Rugama, nacido en el departamento de Estelí,
Nicaragua, el 21 de marzo de 1949 y asesinado casi 21 años después, el 15 de
enero de 1970, que siguió el impulso de muchos jóvenes nicas de su época ante
la dictadura que consumía a su pueblo, y no tuvo suficiente con su labor como
periodista, por lo que decidió enrolarse en el FSLN. Murió en combate enfrentando,
junto con tres compañeros, a una tropa que pensaba estaba cercando a más
hombres; cuando les pidieron que se rindieran, Leonel gritó: ¡Que se rinda tu
madre!
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