HACIA UN PODER
ABSOLUTO DEL CAPITALISMO SALVAJE
En agosto de 2013 el nano ministro de Ciencia y Tecnología
disertó en Rosario desde el panel principal del XXI Congreso anual de la
Aapresid (Asociación Argentina de productores de Siembra Directa) En esa
entidad participan Dupont, John Deere, Nidera, HSBC, Basf, Banco Santander y
obviamente Monsanto. Con esa participación confirmó que es un funcionario
ligado al agrobusiness y no sólo ahora sino también desde sus tiempos como
responsable del Conicet. Por eso en esa gestión anterior le hizo la vida muy
áspera al doctor Andrés Carrasco, ya fallecido, denunciante del impacto de los
agroquímicos y especialmente el glifosato sobre el medio ambiente y la salud. Por momentos y en el tema de la relación con empresas
y bancos norteamericanos se esfuman las diferencias entre gobierno y oposición.
Es lo que pasó en la 11 edición del Council of Americas que deliberó en Buenos
Aires. A ese grupo Rockefeller fueron a rendirles pleitesía Mauricio Macri y Jorge
Capitanich. El primero para recordar que quiere pagarles a los "fondos
buitres", y el segundo para darles la noticia del acuerdo con la multi
Petronas para sumarla a Chevron en Vaca Muerta.
Inflación del sujeto
La
filosofía que rige al occidente capitalista piensa el mundo desde la
autoreferencialidad de nuestra especie. Así, instalando al sujeto humano en el
centro de nuestro imaginario, este tendría derecho a enseñorearse sobre la
naturaleza en tanto objeto, y someterla a su arbitrio. Tal noción justificaría
desde la explotación indefinida de un yacimiento, sin prospectiva ni recaudo
alguno respecto de su rendimiento, hasta la desforestación masiva y consecuente
depredación de un humedal basada en la lógica miope, cortoplacista, y canalla
de una rentabilidad que siempre se conjuga en tiempo presente, desentendida del
saldo ulterior de desastre socioambiental que heredarán las generaciones
venideras en un momento de la historia humana en que por primera vez en mucho
tiempo la ciencia aventura - a este tren - un plazo no mayor de dos siglos de
supervivencia para nuestro planeta.
El mundo periférico como laboratorio de las corporaciones
multinacionales
Según Michel Foucault, el desarrollo del biopoder y sus técnicas
constituyen una verdadera revolución en la historia de nuestra especie. Y eso
ocurre porque la vida está completamente invadida y gestionada por el poder, lo
que fue fundamental para la expansión del capitalismo al crear los dispositivos
para la inserción “controlada de los cuerpos en el
aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los
procesos económicos” que
generó una expansión inaudita de la acumulación de capital.
En tal sentido, el pensador francés distingue dos técnicas de
biopoder surgidas en los siglos XVII y XVIII; la primera es la anatomopolítica que se caracteriza por ser una tecnología individualizante del
poder, basada en el estudiar el comportamiento de los individuos y su cuerpo
con el fin de anatomizarlos, verbigracia,
producir cuerpos dóciles y fragmentados. Ello se basa en la disciplina como
instrumento de control del cuerpo social penetrando en él hasta llegar hasta
sus átomos; los individuos particulares. Así, vigilancia, control, incremento
del rendimiento, multiplicación de capacidades, emplazamiento, utilidad, llegan
a encontrar su paradigma en el fordismo y el taylorismo. El segundo grupo de
técnicas de poder es la biopolítica, que tiene como
objeto a poblaciones humanas, conjuntos de seres vivos regidos por procesos y
leyes biológicas. Esta entidad biológica posee tasas mensurables de natalidad,
mortalidad, morbilidad, movilidad en los territorios, que pueden utilizarse
para controlarla según se determine. Desde la perspectiva descripta, el poder
se materializa y torna menos jurídico, ya que ahora y de este modo debe tratar
respectivamente con el cuerpo y la vida, el individuo y la especie. El punto de
articulación entre ambas técnicas radica en el control de la sexualidad como
mecanismo de producción disciplinal del cuerpo y la regulación de poblaciones.
Lo que no tiene precedentes es que lo biológico se refleja en lo
político, determinando que nuestra vida entre de lleno en la modernidad, ya que
los humanos, en función del poder que nos rige, jugamos nuestra vida en la
política. Los efectos del biopoder han determinado que las sociedades se
volvieran normalizadoras utilizando como instrumento la ley. Peligrosamente,
las actuales resistencias ingresan al campo de batalla que las estrategias
descriptas crearon, centrándose en el derecho a la vida y al cuerpo… en
detrimento de otras históricas banderas
de lucha.
Recapitulando, la biopolítica permite a determinado régimen
intervenir sobre poblaciones enteras pasando por sobre la soberanía de los
Estados - Nación. De manera que, mientras el Banco Mundial sostiene estar
luchando para resolver los problemas del hambre, de la pobreza y de la
exclusión social, simultáneamente se ocupa de financiar corporaciones
trasnacionales, presiona para la privatización del agua, del aire, de los
territorios, de la cultura, en fin, del genoma humano.
Clonación y transgénesis: No nos
patenten la vida
A partir de los beneficios que generaron las
revoluciones en el campo de la física y la química, las biotecnologías se
constituyeron como tecnologías matizadas por un carácter tan abarcador que
muchas veces nos asombra su alcance.
Un inconveniente frecuente de la tecnología
actual de transgénesis es el carácter aleatorio de la integración del ADN
extraño. A consecuencia de ello, cada animal tiene un genotipo distinto, lo que
provoca inevitablemente niveles de expresión imprevisibles y desiguales.
Además, no todos trasmiten de modo estable su conjunto completo de transgenes.
Por consiguiente, es necesario generar varios animales de este tipo,
mantenerlos y evaluarlos simultáneamente a fin de conseguir un buen animal de
producción. Un inconveniente tecnológico actual es el tiempo que se requiere
para generar un rebaño transgénico de producción (de tres a siete años),
especialmente con especies de animales de gran tamaño.
Apenas los científicos del Instituto Roslin de
Edimburgo crearon a la oveja Dolly, comenzaron a asegurar que nadie iba a
aplicar jamás dicha tecnología en los seres humanos. Presionados para que
respondieran si la clonación humana era lo que venía a continuación, comentaron
lo inmoral, ilegal e inútil que sería un paso así. Pero mientras tanto, el
diario The Guardian de Londres decía: “Cosas
inútiles, inmorales e ilegales suceden todos los días. En el caso de las bombas
nucleares, las potencias nucleares han controlado más o menos la proliferación,
en parte porque Estados Unidos mostró en Hiroshima y Nagasaki los horrores que
puede provocar la bomba. El tabú ante las armas biológicas sigue vigente. Y con
algunas excepciones, las armas químicas también han permanecido bajo llave, por
lo menos desde los horribles ataques con gas mostaza de la Primera Guerra
Mundial. ¿Hará falta producir unos cuantos desastres con la clonación humana
para que se instaure su prohibición?”
A pesar de la firma por varios países de un
tratado de prohibición de la clonación en humanos, existen evidencias de los
esfuerzos que realizan determinados investigadores en aras de aplicar esta
tecnología con afán individualista y mercantilista: por una parte, un proyecto
sobre clonación de seres humanos comenzó a ser financiado en Rusia por un
consorcio de instituciones y empresas privadas, según manifestó Alexei
Mitrofanov presidente de la Comisión Geopolítica de la Cámara de Diputados,
quien manifestó, además, que el gobierno de Moscú debe abstenerse de firmar una
Convención Internacional que prohiba la clonación de seres humanos e indicó que
los financistas del proyecto esperan obtener ganancias multimillonarias; por
otra, el científico norteamericano Richard Seed, aseguró en Atenas, que la
clonación de seres humanos es inevitable: ”si
no hago yo la clonación de seres humanos, la efectuarán otros, y si no se lleva
a cabo ahora, se hará más tarde”. Indicó que continuará con sus
experimentos en México u otra parte del mundo, ya que en Europa y Estados
Unidos están prohibidos.
El físico y escritor británico Charles Show
afirma:”Nosotros creamos los
instrumentos, mientras que ustedes, todo el resto del mundo y ante todo, los
líderes políticos, tienen la obligación de preocuparse del uso que se hace de
ellos. Estos instrumentos pueden ser utilizados con fines que la mayoría
consideramos inmorales. Eso, por supuesto, es una lástima. Pero como
científicos no nos importa”.
Como puede advertirse, una de las características
actuales del sistema científico internacional es su extrema globalización y
polarización. Es evidente que un grupo reducido de naciones desarrolladas
concentran la inmensa mayoría de las capacidades creadas en estos campos, lo
que tiene importantes consecuencias en las relaciones internacionales. El poder
y el dominio del Norte frente al Sur, de los desarrollados frente a los
subdesarrollados, se apoya en gran medida en su potencial científico y
tecnológico. Esto se agrava porque buena parte del desarrollo
científico-técnico es funcional a las necesidades de la producción y el consumo
de los países desarrollados y no se orienta a la satisfacción de las
necesidades humanas básicas de los pueblos del planeta. Sin
ir más lejos, las patentes del ADN crean monopolios en los organismos vivos. Patentar formas de vida no es ético porque: Promueve la
biopiratería, transforma las formas de vida en acciones de Wall Street,
obstaculiza la libre investigación científica, destruye el sostén económico de
las naciones en vías de desarrollo, condiciona la evolución acorde a los
caprichos de los bancos y las corporaciones. Mientras los medios de comunicación
alienan a mucha gente y neutralizan gradualmente su pensamiento crítico,
ocurren ciertas cosas muy parecidas a un Protocolo de Extinción.
Cyborgs del Gran Hermano
Cumplimentando la prospectiva de convertirnos en cyborgs, acaba
de irrumpir en el mercado una nueva generación de dispositivos - anteojos, relojes, pulseras o anillos,
todos etiquetados como “inteligentes” - bautizada wearable technologies. Tecnologías que se llevan
puestas, como una prenda o un complemento. La gran apuesta pasa por la
llegada de Google Glass, unos
anteojos desarrolladas por Google. Se controlan con comandos de voz y
superponen, en la visión normal del usuario, una pantalla con información.
También incorporan una cámara. “Nos
devolverán una mano que nos han quitado”, explica Julián Beltrán, CEO de Droiders, una empresa que ya dedica más del 50% de su esfuerzo a
desarrollar aplicaciones para ellas. Todavía no se sabe cuándo saldrán al
mercado, aunque el buscador confirmó que es inminente.
“No sé si revolucionarán
el mundo, pero sí algunas industrias”, sentencia Pedro Diezma, CEO de Zerintia. Su compañía ya desarrolla aplicaciones que aprovechan tales
capacidades. Entre ellas hay una guía turística - que te dirige por las calles,
te muestra los lugares de interés y las indicaciones pertinentes - y una app de
coctelería que te guía por los distintos pasos para preparar un trago. “También le vemos mucho potencial como
herramienta para mejorar la eficiencia empresarial”, dice. A fin de cuentas
es un dispositivo que permite enviar y recibir información sin
bloquear la vista, sin cables, y que deja ambas manos libres.
Hasta aquí pareciera tratarse de desarrollos
amigables y destinados a optimizar nuestra exigencia, aunque alguna variante de los mismos lo desmienta, como en el caso
de la propuesta alemana, Proglove: Un
guante pensado para aumentar la productividad de las cadenas de montaje. Cuesta
un 50 por ciento más que los que se usan en la actualidad, pero permite saber
el nivel de fatiga del trabajador, si ensambló bien una pieza, si hace mal
algún movimiento o, incluso, si debe descansar para evitar tener un accidente.
Ya se está usando como experiencia piloto en BMW.
La dictadura meteorológica
Muchos
conocemos el fenómeno llamado "Chemtrails".
En Argentina es permanente la circulación de aviones blancos o grises sin
identificación que trazan anchas estelas sobre el cielo durante grandes períodos
de tiempo. Algunos lo vinculan con el aumento de fuertes sequías, enfermedades
respiratorias, crecimiento de ciertos cultivos transgénicos, etc. Pero no sólo sería usado para
modificar el clima...
Los
cielos de todo el mundo se han tornado muy raros, personas de toda latitud
denuncian que hace 10 años que los cielos no son normales y reclaman una
explicación con el correspondiente silencio de los gobiernos. La guerra
climática es una realidad. Vivimos en una década donde ya no es un secreto que
los huracanes, la falta de lluvias y las temperaturas atípicas están a la orden
del día, provocadas mediante ondas electromagnéticas desde las que llaman
antenas de telefonía móvil que se conducen a través de lo que los aviones
fumigan a la atmósfera haciéndola densa, irrespirable, con un olor a quemado
extraño que nos intoxica y modifica nuestro clima. Basta con observar el propio cielo a diario,
tener memoria, y comparar con las fotos de décadas precedentes para alertar que
algo raro les sucede.
¿Estarán
induciendo el cambio climático a través de fumigaciones que aumentan el efecto
invernadero, exterminan la vegetación del planeta y crean una atmósfera
conductora mediante los metales que fumigan (aluminio y bario)? Parecería que con
la excusa del trajinado cambio climático ahora pueden hacer lo que quieran con
nuestro planeta. Fumigar azufre que provoca incendios, verter partículas de
hierro al mar y poner en peligro todos los ecosistemas, fumigar el planeta, o usar
tecnología de radiación para modificar el clima. En todos los países de mundo
se presenta un fenómeno similar, son fumigados por aviones militares. Se han
hecho estudios de las substancias que se han dejado caer sobre la tierra,
afectando con ello los campos, personas y animales y los resultados no son para
reírse. Los baños químicos vertidos en la atmósfera provocan extraños cambios
climáticos y efectos sobre las personas, como alergias, dolores de cabeza,
picazón de los ojos etc. Hace poco
Inglaterra desclasificó documentos que declaraban haber fumigado diferentes
partes del país, y sobre su población, durante casi 30 años, para experimentar
el uso de la guerra química y bacteriológica. EEUU confiesa en
un documento haber experimentado con sus propios soldados con armas químicas y
biológicas, por lo cual esto que está sucediendo no debiera asombrarnos.
Los inventores de las pestes nos venden
su antídoto
Algunas
plantas de probada eficacia curativa en la lucha contra el Ébola, como la
Garcinia Kola, utilizada popularmente por numerosos curanderos, no ha recibido
la prioridad que debería por parte de una Organización Mundial de la Salud, más
interesada en mantener un continente enfermo y dependiente, que en curar
enfermedades poco rentables para la industria farmacéutica, la misma que
precisamente domina económicamente y mafiosamente este organismo.
Lo
mismo ocurre con la Artemisia Annua para la Malaria. Intereses concentrados
impiden que este conocimiento popular se conozca, recomendando a todos los
países el uso exclusivo del medicamento de Novartis, COARTEM, obtenido a partir
de esta planta a un precio de 50 a 60 Euros, prohibitivo para cualquier
africano. Tal restricción resulta criminal si se considera que además es una
planta extraordinaria que potencia el sistema inmunitario,
tan necesario para vencer enfermedades víricas como Ébola.
No son pocos los que consideran que se ensaya otra maniobra de
creación de pánico como la que se desarrolló con la Gripe A. Para
ello el departamento de Defensa de EE UU y Monsanto están trabajando
sobre una vacuna que
puede ser peor que la enfermedad. Ya no sorprende que manipulando la industria
farmacológica pretendan someter a poblaciones enteras: Cualquiera que haya
visto la última versión del filme “Las tortugas ninja mutantes adolescentes”
advertirá que ni siquiera se ocupan de ocultarlo.
¿Magnicidios químicos?
La nanotecnología puede
ser la nueva revolución tecnológica. Hay varias corporaciones civiles del
negocio de la salud como el Instituto
Memorial Battelle, a la cabeza de laboratorios de EEUU, y el Foresigth
Institute.
Aparte de dependencias militares que realizan estudios como DARPA (Defense Advanced Research
Projects Agency o Agencia de Investigación de Proyectos
Avanzados de Defensa), que produce nanomáquinas para emplearlas en
hostilidades bélicas y en la seguridad nacional. En la actualidad los Estados
Unidos, Japón, Corea del Sur y Alemania sobresalen en
nanotecnología, luego le siguen China, Canadá, Australia, Rusia e India. Los intereses son tan
extensos que la ofensiva por lo imperceptible conduce a un ascendente desafío
entre las naciones por el perfeccionamiento de la nanociencia.
Las autoridades del
“Primer Mundo” asumen resueltamente la cuestión, mediante el liderazgo de
Estados Unidos que invierte millones de dólares en la National
Nanotechnology Initiative (Iniciativa Nacional en Nanotecnología).
La influencia del Pentágono en la nanotecnología es progresiva, se reparte la
cuarta parte del presupuesto total de la NNI.
Se considera que la nanotecnología militar en EUA gasta cerca de la mitad
del presupuesto público total y organiza la
trayectoria de los inventos nanotecnológicos de índole castrense, como el micro
robot, microarma inteligente que al ser respirado por la persona va a la
caza de códigos genéticos, además es preprogramado para que se autodestruya en
algún sitio conveniente del cuerpo (como el cerebro). El nano/micro-cyborgs es una poderosa arma
químico-biológica, impalpable y eficiente en la neutralización micro y
macroscópica del enemigo, sea en la guerra convencional o en la silenciosa. Y
sus creadores no vacilan en ensayarlo contra los que ellos señalan como
“terroristas” o se oponen a su estilo de vida.
Con la ingeniería molecular se diseñan armas
espantosas y efectivas. Por ejemplo el insecto más diminuto mide alrededor de
200 micrones: Así puede ser el volumen de un arma inteligente, el nanobot antipersona, dirigida con cámaras y
detectores del calor corporal, analiza el ADN y genera desorden celular como la
metástasis. Creada por la nanotecnología, es idónea para ubicar, atacar y
envenenar a seres indefensos que eligen como objetivos políticos y militares.
Son nanoestructuras que trasladan sustancias insalubres como el carcinógeno y
otros virus.
Por ejemplo, la dosis
letal de la toxina botulismo es de 100 nanogramos, en otras palabras 1/100 el
tamaño del artefacto con forma aproximada de mosquito que pudo haber sido
utilizado contra el líder de la Revolución Bolivariana con su carga maligna de
carcinógenos químicos. ¿La descargó en el café que bebía constantemente?, ¿en
el alimento? o ¿quizás lo inoculó mientras estaba en algún lugar propicio o
durmiendo?
El cáncer como arma de
guerra se experimenta desde hace varios años, con la capacidad de producirlo
para que sea definitivo y sin posibilidad de curación. Por lo que algunos
elementos quimioterapéuticos provocan la muerte celular de generaciones
posteriores a su administración pero continúan multiplicándose por división
celular.
Sin duda que son
situaciones de violación
de los derechos humanos y de la soberanía, de intimidación, opresión, hegemonía, injerencia,
desestabilización y que perforan el viejo concepto de seguridad nacional.
Además se interpreta como el primer ataque o fase inicial en la estrategia del
plan bélico para cambiar el equilibrio de poder en un futuro inmediato y
demostrar el alcance omnímodo de la globalización imperial.
En lo que va del Siglo
XXI, la sorpresiva muerte de líderes como Yasser
Arafat o Hugo Rafael Chávez Frías
sólo despertó la sospecha de magnicidio en el seno de sus respectivos pueblos.
Pero a la luz del alarmante panorama descripto valdría la pena que los pueblos
en lucha por su emancipación asumiéramos más temprano que tarde que la política
imperial no reparará en echar mano a los más inescrupulosos y sutiles métodos
capaces de abortar cualquier alternativa esperanzadora para las naciones del
mundo, dispuesta a preservar cada vez más la integridad de sus marines
monitoreando a distancia sus planes de exterminio, todo lo cual urge revisar
nuestros perimidos conceptos de Soberanía y Defensa. A propósito de ello merece
revisarse una y otra vez el profético legado del General Perón - uno de los máximos estadistas americanos del Siglo
XX -, quien el 6 de noviembre de 1973 afirmaba ante periodistas alemanes: “los países superdesarrollados son los ricos
del pasado, y aquellos que poseemos las grandes reservas de elementos
naturales, de subsistencia, somos los ricos del futuro. Pero pensemos también
que siendo nuestra esperanza, es también nuestro mayor peligro (…) Eso nos
lleva a la necesidad de unirnos, los que no somos ni poderosos ni fuertes. Por
eso es que aspiramos a concretar la integración latinoamericana. También
aspiramos a integrarnos en un Tercer Mundo para organizarnos, prepararnos y
defendernos”.-
JORGE FALCONE
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