1973-2003: ¿VOLVIMOS?
“Este último capitalismo puede asumir
muchas formas y puede llegar a estar presente tanto en Rusia como en China, en
India o Sudáfrica, o sea, en los llamados Brics. El fin de la Guerra Fría
histórica no fue sólo el fin del socialismo en su versión histórica; fue
también el fin de la socialdemocracia europea, la única existente en ese
momento, porque a partir de entonces el capitalismo ya no se sintió obligado a
sacrificar su lucro inmediato para garantizar la paz social, siempre amenazada
por la existencia de una alternativa potencialmente más justa. Entonces se
declaró, solemnemente, el fin de la historia y la ausencia de alternativas al
capitalismo neoliberal. Así fue cómo la Guerra Fría desarmó a la
socialdemocracia europea. Pero, paradójicamente, hizo posible la emergencia de
la socialdemocracia latinoamericana”.
Boaventura de Sousa
Santos,
Doctor en
Sociología del Derecho, universidades de Coimbra (Portugal) y de Winsconsin
(EE.UU.)
“Oh, circunstancias,
¿cuándo dejaréis de ser la excusa de los cobardes?”.
Bernardo de
Monteagudo,
abogado, político, periodista, militar y
revolucionario argentino.
Sobre el enfoque y
las pretensiones de esta nota
Los lectores de este blog ya lo saben: Su
administrador no es kirchnerista. No cacarea contra la "corpo
mediática" pero dejó de pagar sin previo aviso a CableVisión y sólo ve
Televisión Digital Abierta. No alardea con los 70s ni cobró ninguna
indemnización como "exilado", cuando - en honor a la verdad - salió
del país para entrenarse y volver a combatir a la dictadura en mejores
condiciones. No se llena la boca con los "fondos buitres" ni compra
dólares en ninguna cueva. En fin, no le parecen una panacea los "precios
cuidados" ni enriquece a ningún Wal-Mart...
Opina humildemente desde el minúsculo status ético que brinda su empeño en
producir autogestivamente bienes culturales destinados a impulsar debates
estratégicos actualmente ausentes en la mayoría de las agendas militantes.
Y lo hace desde la profunda preocupación que
genera este escenario regional donde gobiernos pretendidamente progresistas
arriesgan su turno electoral con adversarios aún menos dispuestos a cuestionar
la hegemonía del capital transnacional en las economías periféricas. Se trata
pues de problematizar aquí la interpretación
de las alternativas que ya se otean en el horizonte político argentino.
Comencemos revisando con qué presupuestos se arribó al contexto en cuestión.
Del Socialismo
Nacional al Capitalismo en Serio
En nuestro país la última ofensiva popular
que contó con una estrategia de poder
("Luche y Vuelve") fue protagonizada por hijos de una
modernidad dependiente asomados a la militancia en aquel mundo de valores
binarios pactado en Yalta. Acaso uno de sus máximos méritos haya consistido en
identificarse con la no alineación a las grandes potencias de entonces
ensayando un tercer camino entre la imposible humanización del capitalismo y la
sumisión a los mandatos del socialismo real. El fin del ciclo expansivo de la
economía y el nuevo orden mundial emergente encontró a aquella experiencia
atrapada en su propia sinergia con una visión teñida por los paradigmas que
iban caducando. En efecto, el esquema desarrollo - subdesarrollo vigente por
entonces se asimilaba a la contradicción modernidad
- atraso. La traumática readecuación del país al concierto internacional
dominante, perpetrada apelando a una inédita ingeniería represiva que puso en
acto las más atroces y eficaces metodologías de contrainsurgencia ensayadas en
el planeta, no dejó apenas un saldo material de devastación socioeconómica sino
también otro menos perceptible, consistente en el vaciamiento de patrimonio
experiencial de los sectores populares, acaso equivalente a una lobotomía
social. Resulta difícil de entender la escasa voluntad de cambio que exhibe la
democracia que transitamos - económica y
culturalmente condicionada por los centros de poder mundial - si no se la
considera como consecuencia directa de la causa anteriormente expuesta: El sistema invirtió todo su potencial en
clausurar nuestro horizonte de transformaciones radicales.
Se ha gastado bastante tinta en analizar cómo
la crisis del neoliberalismo (1996/2002) encontró al campo popular
recomponiendo fuerzas pero sin haber alcanzado a generar una nueva estrategia
de poder capaz de ocupar el vacío institucional de aquellos ajetreados días
("Que se vayan todos") La secuela de desconfianza en la partidocracia
tradicional no tardó en viralizar nuevos movimientos sociales a lo largo y
ancho del país. Respondiendo a modelos sujetos a las respectivas historias y
diversidades culturales, el poder se recicló en todo el continente generando
alternativas que, sin modificar sustancialmente los presupuestos básicos de la
matriz productiva, canalizaron el auge de aquel fenómeno de masas hacia su
institucionalización, apelando a opciones de apariencia progresista. Así fue
como se tornó posible que, mientras una flamante generación militante celebraba
la derrota del ALCA, se extendiera silenciosa y fatalmente el desierto verde de
la soja, a la vez que desde oriente una nueva e impensada potencia colonial
desplegaba sus intereses en la región amparada en la peligrosa noción remanente
de que es ajena al mundo capitalista.
En su reciente ensayo "Maldesarrollo. La Argentina del
extractivismo y el despojo", la socióloga Maristela Svampa y el abogado ambientalista Enrique Viale profundizan agudamente este diagnóstico: "... más allá de las diferencias entre los
regímenes políticos hoy existentes, el 'consenso' sobre el carácter
irresistible de la inflexión extractivista terminaría por funcionar como un
umbral u horizonte histórico-comprensivo respecto de la producción de
alternativas, suturando de este modo la posibilidad misma de un debate. La
aceptación - tácita o explícita - de dicho 'consenso' contribuye a instalar un
nuevo escepticismo o ideología de la resignación que refuerza, en el límite, de
'sensatez y razonabilidad' de un capitalismo progresista, imponiendo la idea de
que no existirían otras alternativas al actual estilo de desarrollo
extractivista. En consecuencia, todo discurso crítico u oposición radical
terminaría por instalarse en el campo de la antimodernidad, de la negación del
progreso o simplemente de la irracionalidad y el fundamentalismo ecologista".
El ideario productivista de la mayoría de las
fuerzas de izquierda, basado en la explotación indefinida de los recursos
naturales - claramente expresado por el vicepresidente boliviano Álvaro García
Linera cuando habla de “desarrollo con tensiones” - no sólo contribuye a
sostener una cartografía política perimida ante el nuevo esquema de poder y
saqueo de las corporaciones trasnacionales, sino también a asimilar el sistema
con la naturaleza, desviando el potencial rebelde de buena parte de la juventud
comprometida de la posibilidad de ensayar alternativas antisistémicas de
desaceleración de la economía y genuina búsqueda del "Buen Vivir" de
los pueblos. En su artículo, "Paradigmas y semillas",
publicado por el diario Página 12, el 8/10/2014, la socióloga Norma Giarracca se explaya sobre el
particular con su proverbial claridad: "Muchos llaman 'modernización' a lo que primó
décadas atrás e intentan imponer un sentido común acorde a las necesidades de
los grandes actores económicos para mantener estos sentidos: 'modernización',
'progreso', 'desarrollo'. No obstante, 'el pensamiento social del siglo XXI'
puso en cuestión tales sentidos e intenta desactivar el feroz proceso de
privatización de la vida que están 'adornando' con tales consignas. Los epítetos
no han faltado desde el otro lado: 'ambientalistas', 'luditas',
'fundamentalistas' y, paradójicamente, 'atrasados', calificativo que emana de
quienes defienden ferozmente el paradigma ya perimido que brilló en el siglo
XIX y comienzos del XX".
El interesado divorcio de presupuestos otrora
indivisibles (política por izquierda y economía por derecha) perpetrado por la
democracia de baja intensidad en curso
dificulta la necesaria diferenciación entre un discurso ideologizado que
muere en el mero gesto y la inaceptable vigencia de un modelo sojero y
extractivista de acumulación por desposesión. En las Tablas de la Ley del statu quo imperante rige un
sobrevalorado mandamiento capaz de encorsetar los más nobles anhelos de cambio: La falacia de que hacer política consiste
fundamentalmente en disputar espacios de representación en el Estado.
Así, el ADN de la década supuestamente ganada
se compuso de sobrevivientes escarmentados en gestas anteriores (verdaderos
jubilados de la utopía) y jóvenes en legítima procura de un horizonte más justo (previsiblemente
adherentes al espejismo de los ideales por los que lucharon sus mayores) Los
primeros supieron seducir a los segundos apelando al mito del Estado en
disputa, y convocándolos a generar una improbable "metástasis por
izquierda en el organismo del sistema", operación que sólo pudo cuajar
gracias a una empeñosa demolición de los puentes capaces de vincular este
momento histórico con las numerosas experiencias de lucha precedentes
protagonizadas por nuestro pueblo. De tal modo, muchos cuadros han transitado
del pensamiento revolucionario de ayer
al pensamiento acrítico de estos días: ¡Qué lejos está la renuncia a Perón de los
diputados de la JP Regionales - cuando el General resolvió endurecer la
legislación represiva - del gesto "sicristinista" que recientemente
garantizara la sanción de la Ley Antiterrorista prescripta por la
administración Bush! Se han desaprovechado tres turnos consecutivos al
frente del gobierno para avanzar hacia la aprobación de una Asamblea Constituyente
capaz de prorrogar el mandato de movimientos que se supone requerirían de más
holgados lapsos de tiempo para practicar las transformaciones que proclaman -
como ha ocurrido en Ecuador o Bolivia - con la triste consecuencia de que
algunas conquistas encomiables hoy dependan del favor del que vienen gozando
candidatos que expresan ideas repudiadas en el "Argentinazo" de 2001.
A este respecto, en su ensayo "Política
y Miseria. La relación entre el modelo extractivo, los planes sociales y los
gobiernos progresistas", el investigador uruguayo Raúl Zibechi sostiene que
"...partiendo del grado
actual de conciencia y organización no podemos eludir la relación Estado - movimientos,
pero estos no pueden relacionarse con las instituciones de forma pasiva o
instrumental, ni someterse a los intereses del estado y del capital".
La sinapsis entre el posibilismo de una
porción considerable de la militancia oficialista y el simulacro que se monta
desde el ejecutivo ha venido conduciéndonos riesgosamente hasta la encrucijada
actual, signada por el imperio de los agronegocios y el extractivismo
depredadores, con fuerte presencia de corporaciones trasnacionales. En su libro
"El simulacro. Porqué el kirchnerismo es reaccionario", el ensayista Alejandro Katz lo describe así: "En tiempos en que las pertenencias
partidarias y las identidades ideológicas son frágiles, y en que las personas
actúan cada vez más como consumidores y menos como ciudadanos; en tiempos en
los que el abismo entre la riqueza privada y la pobreza de los bienes públicos
no deja de aumentar, en los que el voto se decide, mayoritariamente, por la
coyuntura de la economía, el simulacro sirve al poder como un almacén de
coartadas al que sus votantes acuden para elegir los argumentos que justifican
su decisión".
El riesgo cierto de
una regresión neoliberal
Penosamente, toda vez que de la lidia
electoral no se despega ninguna voz audaz con chances ciertas de transgredir la
norma ensayando caminos capaces de dar la espalda a un capitalismo que nunca ha
sido más serio que ahora (exhibiendo las consecuencias ya descriptas), la
naturaleza del dilema al que parecería condenar a buena parte de la militancia
kirchnerista la trampa de esta democracia degradada parece conducir
inexorablemente a una alianza con “el mal menor”, para no perderlo todo y
plantar una barricada dispuesta a defender lo conquistado, con la grotesca
consecuencia de terminar apostando por el candidato al que oportunamente
desautorizaron con saña (a todas luces Caballo de Troya del Peronismo Federal
agazapado en las sombras) En tal
caso, de no producirse errores garrafales desde el Ejecutivo, el panorama de
los tiempos venideros semejará a “más de lo mismo”, pero abandonando la épica
exasperada en pos de un tono más conciliatorio, acorde a la correlación de
fuerzas existente al interior de la expresión política que ha signado el
período en curso.
Ante semejante escenario, acaso el mejor
horizonte consista ni más ni menos que en animarse a transitar la incertidumbre
de inaugurar un rumbo que nos aleje de este impiadoso sistema que nos siguen
vendiendo como el único posible.-
A l@s amig@s y
compañer@s kirchneristas honest@s
que mantuvieron un
respetuoso intercambio político conmigo
en el contexto de
extrema soledad que mis convicciones
me granjearon durante
la "década ganada".
JORGE
FALCONE
Querido cumpa admiro tu recto pensar y claridad ideologica. Gracias por poner una luz tempranera en este nuevo "bravo"año
ResponderBorrarSincero descarnado y respetuoso comentario, aun para los jubilados de la utopía como yo
ResponderBorrarUn aporte muy necesario para pensar los tiempos que advienen
Sincero descarnado y respetuoso comentario, aun para los jubilados de la utopía como yo
ResponderBorrarUn aporte muy necesario para pensar los tiempos que advienen