LA MUCHACHA PERONISTA
Primera de la izquierda,
junto a Nora Cortiñas y las
Madres Línea Fundadora
"Yo soy la
descamisada,
a la que al fin se le
escucha,
la que trabaja y que
lucha
para el bien de la
Nación".
Fragmento de canción
popularizada por la inolvidable Nelly Omar
(Letra de Antonio
Helú y música de Enrique Maroni)
Reconociendo para la CONADEP sus sitios de cautiverio y
tortura
Le gustaba hacer rosquitas, pero el cine de terror no. Sin embargo alguna vez
experimentó sobre su propio cuero el martirio de terrores más ciertos que los
que suelen atribuirse a cualquier castillo medieval. Nunca hizo papelones con
su dolor. Siempre bailó y cantó. Parecía una mujer frívola, porque la conmovían
los culebrones, se olvidaba pronto de los disgustos y volvía al centro del ring. En una sociedad patriarcal, mi viejo la engañó “como corresponde”. Acompañó a su hombre aun sabiendo que los genocidas no la buscaban a ella. Una vez, mientras la torturaban en el Centro de Detención Clandestina
“El Banco”, advirtió que sus verdugos también lo golpeaban a él, y les dijo
“ensáñense conmigo, no ven que mi esposo es mayor y sufre del corazón…”
En Madrid junto al ex gobernador bonaerense Oscar
Bidegain
Mi viejo alguna vez también la rigoreó para imponer su criterio.
Pero esa descendiente de vascos y extremeños era dura de entendederas.
Y lo amó contra viento y marea.
La Gorda Nelva encarnó como pocos aquel arquetipo de
argentin@ que tan bien definió otro gordo (Osvaldo Soriano) con la frase
atribuida por Favio a su "Gatica El Mono": "Yo nunca me metí en política, siempre fui peronista".
Referente
indiscutido del peronismo revolucionario, en la década del 90 llegó a ser
Secretaría de DDHH del PJ de su ciudad natal. No concibiendo aquellos derechos
como humanos sino sociales - acorde con la Constitución de 1949 -, recorrió las
barriadas periféricas del Gran La Plata junto a compañeras como Norita
Ungaro o Nora Centeno, procurando desarrollar microemprendimientos productivos
tendientes a devolver la dignidad a tantos compatriotas degradados por el
modelo de exclusión social. Le tocó en suerte intentarlo en una Argentina que
ya no era aquella en la que los únicos privilegiados eran los niños, ni mucho
menos esa otra en que construiríamos el Hospital de Niños en el Sheraton Hotel.
Sufría cuando uno que otro compañero de base arrojado a la desesperación por el
menemismo le soltaba: "Tía, guárdelo
pa'otro que ya esté cocinado... Yo, saliendo de caño, hago mejor diferencia".
En la isla de Solentiname (Nicaragua)
con el sacerdote sandinista
Ernesto Cardenal
Contabilizaba 79 años cuando tuve que comunicarle que su única chance de
supervivencia era la traqueotomía. Y en un hilo de voz me dijo “traqueotomía ni loca”. Alcancé a informarle el deceso del dictador Pinochet, entonces - entubada y todo - agitó los brazos eufóricamente. Juntando valor, me aterví a expresarle "vieja... si no salís de esta, quiero que sepas que ha sido un honor luchar a tu lado". Sonrió guiñando un ojo e hizo el gesto de cerrar el puño elevando el pulgar, acaso satisfecha de haber llegado lúcida a librar la última batalla.
Ocupando la
trinchera que mi viejo dejó vacante, dignificó su pañuelo blanco en toda
latitud de Nuestra América. También pidió el cese de persecución a los jefes
montoneros, portando un megáfono casi sola en la estación de trenes de
Constitución, en una época en que la mayoría de los organismos de derechos
humanos adhería a la Teoría
de los Dos Demonios. Soportando estoicamente el empeño familiar en preservar su
dieta, murió a consecuencia de un último atracón de empanadas criollas. Orgullosa de sus hijos y en vísperas de Nochebuena. Para
no joder la celebración de la fiesta que la ponía más contenta.
Fue una mujer
desaforada.
En el amor y en la lucha por la Justicia Social.-
JORGE FALCONE
con
admiración y respeto
La conoci en el PR nos visito en nuestro hogar luego junto a una de tus hijas. Un honor que hayan compartido nuestra mesa.
ResponderBorrar"Admiración y respeto" las palabras justas.
un abrazo
el pingui