EL GOBIERNO DE MACRI
ANTE LA HORA DE LAS
BASES
“El
límite al ajuste es la respuesta de los ajustados. Y hoy los ajustados son los
trabajadores en negro, en blanco, los pequeños comerciantes, los sectores de
las barriadas populares, las pequeñas empresas. Estos sectores necesitan
unificarse en una forma de expresión política común para enfrentar esta
situación. Mientras esto no se logre vamos a seguir en este camino”.
Eduardo
Lucita,
Economistas
de Izquierda.
RECICLAJE
DEL CAPITALISMO OCCIDENTAL
Y
ANOMIA DE LA IZQUIERDA PLANETARIA
De un tiempo a esta parte el
mundo conocido experimenta cambios que auguran una inminente reconfiguración.
Por lo pronto, las guerras de rapiña perpetradas directa o indirectamente por
los EEUU generan una significativa masa de desplazados que pone en crisis las
economías europeas, toda vez que en la mayoría de los casos esta se constituye
en mano de obra más barata que la de cada país, con la inevitable consecuencia
de provocar una ola de xenofobia en los afectados directos, a saber, los
respectivos movimientos obreros que por ende vienen convirtiéndose en la base
social de procesos neoconservadores. Tal fenómeno fundamenta en alguna medida el
retiro del Reino Unido de la Unión Europea, tan celebrado por el candidato
norteamericano en ascenso Donald Trump, que se nutre de similares electores.
Como consecuencia, esta puja mundial entre partidarios de un poder unipolar vs.
globalizadores ha comenzado a replicarse gradualmente en todos los países del
orbe.
En nuestra región, tanto el
deshielo de la relación EEUU - Cuba (con la meta pendiente de levantar el
infame bloqueo que aún padece la isla socialista), así como la firma del
acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC,
constituyen hitos indudablemente auspiciosos. Más allá de las reservas que
merece - pese a la probada integridad del pueblo cubano - el nuevo estatuto del
coloniaje que intentará hacer base en la tierra de Fidel apuntando a cooptar a
las nuevas generaciones disconformes con la política de austeridad sostenida
hasta la fecha y ansiosas por acceder a las mieles que hoy ofrece la Aldea
Global capitalista. Del mismo modo que en el caso colombiano opacan el
horizonte del proceso en curso experiencias precedentes en que fuera ahogado en
sangre el vano intento de integración de una fuerza insurgente a la vida parlamentaria,
y los zarpazos del caranchaje empresarial que - como Gustavo Grobocopatel
presentando un proyecto para desarrollar tres millones de hectáreas de soja en
los territorios otrora controlados por las fuerzas irregulares -, insensible a
la postergación social, sólo avizora mayores ganancias que las que viene
acumulando bajo el statu quo actual.
La severa crisis que
atraviesan los gobiernos populares del continente y, en ese marco, el decidido
realineamiento internacional de Argentina con la Alianza del Pacífico,
completan un panorama que recuerda la frase de Brecht "corren malos
tiempos para la lírica".
EL TARIFAZO COMO FACTOR AGLUTINANTE EN LA LUCHA POPULAR
En la escena nacional, la
militancia sabe que Milagro Sala no es Norma Arrostito ni Víctor Hugo Morales es
Rodolfo Walsh, pero la necesaria unidad en la acción que demanda enfrentar el
mega ajuste en curso requiere confluir con adherentes al pasado gobierno
neodesarrollista que no atinan ni a ensayar la más mínima autocrítica,
determinando que imprescindibles debates del campo popular se sigan barriendo
bajo la alfombra de las urgencias que impone la política oficial de destrucción
nacional.
Es de esperar que la lucha
popular vaya sincerando en las calles el rol de una "Jefa" sin
vocación de opositora (a la que por otra parte ya se hace difícil mantener una
clientela cautiva de jóvenes seducidos por el setentismo de bajas calorías),
espejismo que oportunamente también atrajo a considerables sectores de la
llamada izquierda independiente, al punto de alejarlos de su empeño autogestivo
tentándolos a explorar un "capitalismo serio", cuando en el mundo
entero se torna evidente que dicho sistema carece de alternativas sustentables
para ofrecer a la humanidad.
En el campo sindical, las
bases vienen condicionando a buena parte de esa dirigencia originalmente dispuesta
a coquetear con el gobierno, lo que también se ha verificado al interior de la
comunidad educativa en pleno arrastrando a la calle a sus respectivas
conducciones, todo lo cual constituye un fenómeno social equivalente a ir
suturando la "grieta" supuestamente generada por el gobierno anterior,
que también significó el divorcio de movimientos sociales otrora piqueteros,
organismos de DDHH alguna vez intransigentes, o centrales sindicales de origen
común, que hoy vuelven a confluir en numerosas multisectoriales contra el
tarifazo ante el embate de políticas despiadadas, como si la película de
aquellos desencuentros se proyectara al revés. A ello se suman creativas
estrategias de lucha como los ruidazos en ascenso o los boicots de consumidores
contra las principales cadenas de supermercados, medida que ha infringido
significativas pérdidas económicas a unos cuantos "pescadores de río
revuelto".
Ante el anunciado proceso de
unificación de las tres CGTs, renuentes hasta la fecha a convocar a un Paro
Nacional que salga al cruce de la creación de casi 5.000.000 de nuevos pobres,
se torna lícito dudar acerca de si se tratará de un aporte a la necesaria
unidad en la lucha popular o a garantizar en cambio la gobernabilidad
neoliberal.
Por lo pronto, a ello apuntan
los tempranos escarceos electorales en curso, como la flamante alianza Massa -
Stolbizer 2017, presta a picar en punta para ofrecer una válvula de escape a la
amenaza contra la paz social que se detecta en las barriadas más humildes,
donde sectores del pobrerío más infrahumano están comenzando a practicar el
cuatrerismo o a cobrar peaje a mano armada para no morir de hambre.
Paralelamente, el régimen ya
no apela exclusivamente a la represión legal - como quedó demostrado con la
violenta incursión a cara descubierta en las instalaciones del diario Tiempo Argentino,
o el provocador exhibicionismo del asesino del militante social Martín
"Oso" Cisneros en el porteño barrio de La Boca -, sino a innovar
"por izquierda" en sus políticas de amedrentamiento y desmovilización
social.
¿HACIA UN NUEVO "QUE SE VAYAN TODOS"?
Lo cierto es que - bombardeo
mediático mediante - el destape de los Panamá Papers no sacudió al oficialismo tanto
como lo hizo con la oposición el valijazo del ex Subsecretario de Obras
Públicas de la Nación José López, ratificando de paso que la corrupción es estructuralmente
inherente a un sistema organizado para la zozobra de muchos y el éxito de unos
pocos.
Contrariando la consigna -
emblema del "Argentinazo" de 2001, a tres días del ballotage Carlos
Zannini declaraba "Nos necesitamos todos.
De aquí no se va nadie". Suena lógico: Prácticamente todo el elenco
político estable y rotativo de esta democracia de baja intensidad ha desfilado
por la Casa Rosada sin operar cambios sustanciales sobre el esquema de la
dependencia nacional y la injusticia social. Sin ir más lejos, buena parte de
las expresiones emergentes en la última pueblada subversiva del pueblo
argentino fueron institucionalizadas bajo el gobierno de Néstor Kirchner para
evitar un desmadre que amenazaba comprometer el bolsillo de los poderosos.
Revisando el valioso saldo
de aquella experiencia, sostiene Miguel Mazzeo
en el prólogo a la reedición
del ensayo “De Cutralcó a Puente Pueyrredón. Una genealogía de los Movimientos de
Trabajadores Desocupados”, de Mariano Pacheco
: "Una experiencia plebeya y con
niveles inusuales de autonomía respecto del Estado y otras instituciones
convencionales del poder instituido que fueron desplazados como el locus principal de la política por un
instante tan intenso como fugaz. Entonces, 'experiencia plebeya' quiere decir
aquí: con capacidad de construir significados políticos 'desde abajo', alejados
de los conceptos y los formatos liberales. Sin delegación. Sin sustitución.
Quiere decir también: experiencia constructora de subjetividades críticas en
cada acción y con la aptitud de desarrollar las capacidades de
auto-transformación de los hombres y las mujeres".
Aunque en el actual contexto
la sociedad conserve ciertos bienes adquiridos en el anterior período de
fomento al consumo - de los cuales desprenderse en caso de extrema necesidad -,
los hombres de negocios hayan brindado un fuerte respaldo al presidente en la
Bolsa de Comercio, y este se disponga a ensayar un "Plan Marshall"
argento para contener la lucha social, puede que en un mediano plazo el
desencanto creciente que padece la población respecto a la clase gobernante
vaya generando sublevaciones como la que inauguró el siglo en curso: los
levantamientos de barrios enteros contra los cada vez más frecuentes cortes de
energía quizás constituyan los primeros chispazos de un futuro incendio. En tal
caso, de no disputarse el poder real, la instancia electoral que importantes
sectores de la militancia reivindican con empeño se convertirá en otra escribanía
legitimadora del sistema.
Sin embargo, ante un
presente demasiado complejo como para seguir mirándolo desde el espejo
retrovisor, las tradiciones otrora más combativas de lucha - libertarios,
nacionalistas y marxistas revolucionarios - parecieran ir encontrando en la
lucha contra el mega ajuste en curso una avenida común capaz de ser transitada
sumando de a poco a las históricas banderas de la liberación nacional y social
otras tan contemporáneas como el categórico enfrentamiento a la minería contaminante,
al uso de transgénicos, o al creciente despoblamiento del campo.
Se avecinan tiempos que - amén
de recordar, como solemos hacer, a los
héroes y mártires de nuestras luchas - nos requerirán aguzar la imaginación
para tronchar más temprano que tarde este festín de los dueños del país.-
JORGE
FALCONE
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